Oriundo de Simoca, una ciudad tucumana, Juan Pablo es un maratonista muy reconocido en su provincia. Fue campeón argentino y sudamericano, además está rankeado en el top ten de los atletas históricos nacionales en 10 mil metros, media maratón y maratón. A sus 69 años aun continua corriendo.
En el año 1988, luego de que le diagnosticaron cáncer de médula, Juan recibió un trasplante de su hermano, y esto no le impidió volver a correr en los mundiales. «Al principio, me costó volver por las quimios, creí perder en ese momento por la situación física y mental. El cáncer para todos es una enfermedad terminal pero el único que decide es Dios. Primero, trabajé en movimiento para recuperar la salud, caminando y trotando y ahí me enteré que había campeonatos argentinos y mundiales para trasplantados y comencé a participar en ellos en el año 2001», cuenta el atleta.
Luego de esa situación difícil que atravesó, ganó 20 medallas de oro en 8 países. En el año 2015 sufrió un robo por el cual lo golpearon y perdió el conocimiento, incluso los médicos creyeron que quedaría parapléjico debido a que la mitad de su cuerpo estaba paralizado. Los efectos de ese episodio todavía tienen secuelas que se manifiestan en su dificultad para caminar. Sin embargo meses después ganó una nueva medalla de oro.
Juan Pablo dejó un mensaje para los atletas, el cual dice que «mientras tengamos la vida hay esperanza para todo, solo Dios decide hasta cuando vamos estar. El movimiento es la mejor medicina para el organismo y hay que hacer actividad física, no solo para los que están con dificultades o cáncer, sino para todos, los que tienen sobrepeso, o abandono en el sentido de de la actividad física. Eso hace que el estrés deteriore y desequilibra el organismo, por eso siempre hay que estar en movimiento».