«Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.»(Hch. 4:12)
El único camino para experimentar el amor verdadero, la verdad y la vida es Jesucristo.
Lo que estoy diciendo se corrobora en el Evangelio de Juan capítulo 14, verso 6:
«Jesús les dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.»
¿Qué implica afirmar lo que Jesús dijo ser?
Que él, de manera excluyente, era la única forma de relacionarse con Dios Padre. Por lo tanto, Cristo al haber encarnado como hombre, era la manifestación física del Creador.
Lo que acabo de afirmar, se evidencia en la carta de Pablo a los Colosenses capítulo 2, verso 9:
«Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad,…»
Por deducción: si Jesús es Dios, es la verdad encarnada.(Jn.1:1)
¿Cómo podemos conocer a Jesús y hacer su voluntad?
Hay dos pasajes bíblicos que nos dan la respuesta. Ambos a continuación:
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;…» (He. 1:1;2)
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;…»(2 P. 1:19)
Lo transcripto, me lleva a pensar lo que voy a detallar:
El pasaje citado de la epístola a los Hebreos nos dice que en la dispensación presente, Dios nos habla a través de Jesucristo: el Verbo Eterno hecho hombre, la segunda persona de la Trinidad.
El Señor habló durante su ministerio en la tierra y nos habla en el presente mediante los Evangelios y las cartas de los diversos ungidos que como culminación tiene al Apóstol Juan durante su reclusión en Patmos la bendición de ser el depositario del clímax de las Escrituras, que es el Apocalipsis.
En cuanto a 2 Pedro capítulo 2, verso 19:
La biblia tiene todo lo que necesitamos para salvación, fe y para una vida de obediencia a Dios.
Discierno que lo que nos está diciendo Pedro, en última instancia, es: No hay comparación entre la Palabra de Dios y las presentes palabras de profecía.
El Apóstol Pablo en la primera misiva a los Corintios capítulo 14, verso 1 y capítulo 14, versos del 3 al 5, respectivamente, nos manifiesta que las profecías son cosas deseables y de ayuda, pero nada puede sustituir lo que proclaman las Sagradas Escrituras: lo que Dios ha hablado a través de Su Palabra, que tiene una connotación Eterna.
Lo expresado, hace posible que la letra que mata (logos) se convierta en revelación (rhema)
Al ser evidenciada, la persona de Cristo se manifiesta en el destinatario de la experiencia vivificante y personal con la vida en su plenitud.(1Co.15:45)
¿Qué debemos hacer después de conocer en forma personal a Jesús?
Cumplir con lo que el Maestro nos demanda en el Evangelio de Mateo capítulo 18, versos 19 y 20:
«Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.»
Concluyendo:
Mateo, en su Evangelio en el capítulo 7, verso 15, nos exhorta a guardarnos de los falsos ministros del Señor, ya que éstos se presentan como ovejas pero en realidad su intención es hacer mercadería de nosotros.
Por lo tanto, debemos tener la actitud que tuvieron los que oyeron a Pablo en Berea.
Éstos escucharon al Apóstol pero luego escudriñaron las Escrituras, para ver si lo impartido por el ungido de Tarso tenía un correlato con la Palabra de Dios.(Hch.17:10-11)
Marcelo G. conductor y realizador del programa COMO PEZ EN EL AGUA