Muchas veces vivimos tan estructurados, que damos por sentado que hoy elegiriamos las mismas comidas o el mismo libro o película que otras veces, y al llegar el momento de elegir, no damos cuenta que ya no nos apetece el mismo plato, o el mismo estilo de ropa. Nos sorprendemos de nosotros mismos, y no comprendemos el porqué, sucede que el tiempo pasa, nuestras ideas, nuestros proyectos, nuestros deseos también con el transcurso del tiempo, todo o casi todo dentro nuestro, se va modificando, nos redescubrimos, hoy elegimos mirar más la luna que los rayos de sol, decidimos por un te de hierbas antes que un café, un libro de poemas nos atrapa más que una novela policial, la compañía de abuelos más que la de algunos amigos.
Dentro nuestro algo pasó, hay varias piezas de nuestra mente que se cambiaron de lugar, diferentes sentimientos mutaron en nuestro interior. Que pasó? , es que ya no razonamos de la misma manera, nuestras prioridades ya no son nuestras urgencias, porque pasaron a ser secundarias, aquello que nos apasionaba podemos mirarlo de lejos, porque lo que nos desvela tiene otra forma, otro aroma, otro nombre, otro sueño.
Y sí, cambiamos, aprendimos, crecimos, decidimos diferente. Nuestros sentimientos se fortalecieron, nuestros viejos sueños que no se concretaron se durmieron, comenzamos a danzar con una nueva canción, a reír con otras películas.
Nos vestimos diferentes, nos gusta estar con otra gente, reacomendamos nuestras ideas, reordenamos nuestros deseos. Sí, seguro ahora nos conformamos con otras cosas, priorizamos la tranquilidad, las buenas compañías, una gran carcajada, el abrazo y el cariño de un niño, la visita y el canto de un pájaro, el descanso y la calidez de una mirada.
Todo cambia, los años transforman, nuestro interior se vuelve más exquisito, más sensible, más lleno de admiración y amor .
Nancy Aguilera Caviglia
