«Laberinto hacia la simplicidad» se presenta en Sala La Morada
La movida cultural independiente Rosarina ha vuelto y espera luego de un año de interrupción total de sus actividades la confirmación de la continuidad de las actividades en el mes de agosto. Mientras tanto, algunas obras salieron a escena en el teatro local y la primera en anotarse en la lista de estrenos con aforo reducido fue “Laberinto hacia la simplicidad” en la Sala La Morada de peatonal San Martín, entre Córdoba y Santa Fe.
La actriz María Victoria Vitta pasó por la redacción y respondió algunas preguntas con relación al estreno y al contenido de espectáculo que ofrecen los sábados por la noche ante un aforo reducido en la mencionada sala.
¿Qué es el laberinto hacia la simplicidad?
«Es una obra de teatro que surge del deseo de la directora, Mailín Sylvester, de indagar en la vida de Milena Jesenská, a quien llega a partir del libro «Cartas a Milena», de Franz Kafka. Investigando sobre su vida, descubrimos que Milena fue mucho más que la amante de Kafka. Ella misma fue escritora, periodista y sobre todo, militante. Existe otro libro que retrata mejor su vida, ya que en el libro «Cartas a Milena» sólo podemos tener un acercamiento a lo que Kafka escribió para ella, pero nunca se encontraron las cartas que ella escribió. Este otro libro es «Milena» de Margaret Buber-Neumann, a quien conoció en el campo de concentración en el que Milena pasa los últimos años de su vida. El nombre de la obra es un juego de palabras, si se quiere, en honor a uno de los libros de Milena, cuyo nombre original es «El camino hacia la simplicidad» (digamos que el nombre original sería en checo jaja). Ella escribió dos libros, pero esos sí que son imposibles de conseguir. Decía, entonces, que es un juego de palabras, porque la vida de Milena distó mucho de ser un camino liso y llano. La misma obra, en una hora y cuarto, atraviesa todos los estados posibles. La vida de ella estuvo repleta de situaciones dolorosas y aún así siguió luchando por hacer del mundo un lugar mejor, digamos. Hay cierta sensación esperanzadora que se desprende de los relatos sobre la vida de Milena que intentamos transmitir. De alguna manera, siempre mantiene esa ‘simplicidad’ de creer de un modo casi ingenuo, pero no tonto, que el mundo está repleto de bondad. El laberinto hacia la simplicidad, digamos, es el camino que hace Milena, pero que de algún modo hacemos todxs, de seguir apostando por la vida».
¿Por qué los lectores deberían ir a ver la obra?
«Antes que nada, porque el teatro es hermoso. Los teatros hoy ya cuentan con todos los protocolos necesarios, así que no es para nada una actividad de riesgo».
«Dicho esto, la historia es al fin y al cabo, una historia de esperanza, hablamos de apostar a la vida como acto revolucionario, reactivar el deseo mismo de vivir. Milena nunca pierde eso, ni en el campo de concentración. Hay muchos dolores que atraviesan la obra pero el mensaje final, y perdón si refresco mis raíces de escuela católica, tiene que ver un poco con dar la vida. No en el sentido religioso de dar la vida abnegadamente, sino de dar la vida para ganar la vida, para llenarla. Y en este sentido, una de las cosas que en lo personal más me gustan de la obra, es que estamos hablando de alguien que no ganó ninguna fama a lo largo de su vida, no fue alguien con un talento particular, de hecho en muchas cosas ella se muestra superficial. Es la historia de una «piba común» que con los años fue encontrando motivos para jugarse la vida, motivos válidos que van desde defender sus propios intereses de los hombres que la rodeaban hasta ayudar a escapar a judíos perseguidos por el régimen Nazi».
¿Que significa para ustedes volver a estar en un escenario frente al público luego del contexto sanitario?
«La verdad es que pasamos por mil estados distintos, desde la ansiedad por estrenar hasta la resignación total. La obra la empezamos a laburar a fines del 2019 y la dejamos suspendida durante la primer mitad del 2020, cuando salió una convocatoria de la Provincia para otorgar subsidios a producciones artísticas (Plan Fomento 2020) y decidimos anotarnos. Una vez que nos anotamos y en una época en que los casos venían bajando, decidimos empezar los primeros ensayos. Los hacíamos en la casa de la directora, ya que los teatros no estaban habilitados. A fines de 2020 nos avisan que habíamos sido seleccionadas para el subsidio así que eso fue un impulso enorme para decidirnos a montarla. Teníamos 6 meses – plagados de incertidumbre -. Durante todos esos meses, poder ensayar (como se podía) y dedicarnos a la obra fue el único contacto que tuvimos con algo que dos años antes era muy natural para nosotras. En lo personal fue una descarga necesaria. Descarga y recarga, una especie de limpieza espiritual jaja. Poder hoy estrenar es, de algún modo también, una pequeña revolución. Hoy, que lxs artistas estamos en emergencia cultural, que muchos espacios tuvieron que cerrar definitivamente sus puertas, que muchos compañerxs la vienen pasando mal, bancandose un ninguneo que ahora se profundizó muchísimo, pero que no es exclusivamente producto de la pandemia, seguir apostando al teatro, seguir haciendo arte en general, es nuestra pequeña lucha. Estrenar en este contexto es de algún modo, romper el organismo, desacomodar el cuerpo, individual y social, crear líneas de fuga, es una fiesta».
¿Se puede reservar las entradas por anticipado?
«Precisamente porque el aforo es muy reducido y porque las entradas se envían virtualmente, es que solicitamos que se reserve con anticipación. Lo más probable es que no haya lugar para quien desee aparecer en el teatro a última hora».
FICHA TECNICA:
Actriz: María Victoria Vitta
Directora y dramaturga: Mailín Sylvester
Técnica: Julieta Pretelli y Belén Lopez Medina
Vestuario: Denise Agustini
Gráfica: Guadalupe Vilalta
Sala La Morada – San Martin 771
Durante Julio estarán haciendo funciones los sábados a las 20hs y la idea es continuar los domingos de agosto a la misma hora, sujetos al nuevo decreto provincial.
Reservas: 341-3068860
Informe: Mariano Junco, especial para «Así es nuestra vida»