Les voy a compartir de la primera carta a los Corintios del capítulo 10, los versos del 1 al 4 y después haré una reflexión acerca de los mismos.
1- «Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y que pasaron el mar;
2- y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,
3- y todos comieron el mismo alimento espiritual,
4- y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.»
Con respecto a lo anterior:
Hay una metáfora implícita entre estos versículos y lo que a continuación les comentaré.
El Apóstol Pablo en la epístola citada hace un paralelismo, en primer término, entre lo que le aconteció al pueblo hebreo en el libro de Éxodo capítulo 13, verso 21 y el capítulo 14, versos 22 al 29, y los versos 1 y 2 de Corintios 10.
A continuación los mismos:
«Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.»
Y del capítulo 14, los versos del 22 al 29:
«Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda.
Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de faraón, sus carros y su gente de a caballo.
Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y transtornó el campamento de los egipcios, y quitó las ruedas de sus carros, y transtornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.
Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería.
Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.
Y los hijos de Israel fueron por medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda.»
De lo transcripto les comento lo siguiente:
Todo aquel que recibe por fe al Señor, al margen de que pasa de muerte a vida, tiene como Israel la promesa que Dios va a estar con ellos hasta la eternidad.
Lo manifestado, contrasta con los que no han recibido a Jesús de manera personal; que al igual que los egipcios, van camino a la perdición perpetua.
Porque como expresa Zacarías en el capítulo 4, verso 6:
…»no con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.»
En correlato con Jeremías capítulo 20, verso 11:
«Mas Jehová está contigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.»
Con respecto a los versos 3 y 4:
Hay un símil entre lo que comieron y bebieron los israelitas con la cena del Señor.(Mt.14:12-19; Lc.22:7-23;Jn.13:21-30; 1Co.11:23-26)
En la misma, recordamos la entrega sacrificial de Jesucristo, dónde su cuerpo, como bien lo describe Isaías en el capítulo 53, verso 5:
«Mas él herido fue por muestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.»
Concluyendo:
Al comer y beber el pan y el vino hagámoslo teniendo en cuenta lo que el apóstol Pablo nos advierte en la primera misiva a los Corintios capítulo 11, versos del 27 al 32:
«De manera que cualquiera que comiera este pan o bebiere está copa del Señor indignante, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
Porque el que come y bebe indignanente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre nosotros, y muchos duermen.
Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.»
Suscribe: Marcelo G. (Para lo periodístico: Margal: conductor y realizador del programa COMO PEZ EN EL AGUA, que se emite los viernes a las 23:00 hs por la 93.5 fm Radio del Plata Rosario)
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