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Chile: la reacción de Piñera tras la derrota en la elección constituyente

 Luego de la dura derrota que sufrió este domingo el oficialismo en las elecciones convencionales constituyentes, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, consideró que ni el Gobierno ni los partidos tradicionales están «sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía».

«Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y liderazgos. Es nuestro deber escuchar con humildad y atención el mensaje de la gente y esforzarnos por interpretar y responder mejor a las necesidades, anhelos y esperanzas de los chilenos», indicó el mandatario tras conocer los resultados parciales de la elección de los 155 convencionales que redactarán una nueva Carta Magna que reemplazará la impuesta por la dictadura pinochetista.

En contra de todo pronóstico y con más del 70 por ciento escrutado, los independientes y la oposición de izquierda obtuvieron más de dos tercios de los escaños para la convención constituyente, que nace de un proceso de masivas movilizaciones contra el sistema neoliberal que rige ese país.

«La nueva Constitución es una gran oportunidad para que los chilenos nos reencontremos y para poder construir juntos los caminos del futuro», apuntó Piñera.

En los países «sabios», agregó, las constituciones «no son el epicentro de los enfrentamientos y divisiones», sino «el gran marco de unidad, de estabilidad».

La derecha de la que Piñera es parte presentó una única lista conformada por partidos del oficialismo. Así y todo es la gran perdedora de estos comicios. Consiguió menos de un tercio de los escaños de la convención, con lo cual no le queda margen para influir en el texto de manera determinante ni vetar artículos.

Con un sistema proporcional de conteo que favorece a los grandes partidos políticos, los independientes consiguieron un resultado inédito y son la primera fuerza de la convención.

La integran figuras ajenas a la política que buscan canalizar las demandas ciudadanas de la crisis social de 2019, y su irrupción es vista por muchos expertos como el comienzo de un nuevo modelo de política ciudadana, por afuera de las fuerzas políticas tradicionales.

 

Las elecciones de ayer fueron la vía para encauzar las masivas protestas que comenzaron en 2019 por un modelo socioeconómico más justo. En octubre pasado se celebró un plebiscito en el que casi el 80 por ciento de los ciudadanos votó por renovar la ley fundamental.

La asamblea constituyente, que incluirá 17 cupos reservados para pueblos indígenas, tendrá hasta un año para redactar una Constitución que debe recoger «los valores y principios que viven en el alma de los chilenos», según la expresión de Piñera.

Para lograrlo, añadió, «los nuevos constituyentes deben generar un diálogo bien intencionado, que permita encontrar los amplios y necesarios acuerdos para darle a Chile una buena Constitución».

El proceso culminará en 2022 con un plebiscito de salida para aprobar o rechazar finalmente la nueva Carta Magna, que sustituiría a la actual, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y repudiada por su origen dictatorial y por privatizar servicios básicos como el agua o las pensiones.

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Gentileza Página 12