Fernando Savater, el filósofo español, hizo la siguiente reflexión acerca de la ética:
«Después de tantos años de estudiar la ética, he llegado a la conclusión de que toda ella se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir.»
Lo dicho por Savater me lleva a elucubrar el pensamiento que ahora les comparto:
Creo que la ética es asumir que uno es responsable por sus acciones y que no tiene excusa alguna para brindarse por los demás; desde la función que le toque ejercer en la vida: padre, esposo, hijo, amigo, profesional, artista, intelectual, político, funcionario, gobernante, empleado, vecino.
Lo contrario a la ética no es la corrupción porque ella es el producto del egoísmo humano, el cual tiene como núcleo la incapacidad de amar. Lo opuesto a la ética es el desamor.
El que no ama es porque nunca fue amado o porque quizás relacione al amor con la impotencia de carácter, al haber recibido un «amor» sentimental e impotente, producto de una neurosis del que lo impartió.
Por último, lo más terrible, es aquel que fue amado y no supo apreciar esa acción.
Un ejemplo de esto último fue Judas que por dinero traicionó a Jesús: Dios encarnado.(Mt.26:14-16; Lc.18:18-30)
Otro caso es el del joven rico, de la parábola del Nuevo Testamento, que puso por encima del llamado del Cristo las riquezas.(Mt.19:16-30; Lc.18:18-30)
A manera de conclusión:
Sin amor, o sea, sin una actitud constructiva ante la vida, podemos tener dinero, poder, status social, fama o éxito, pero nos faltará lo esencial: una vida con sentido, es decir, con amor.