Podemos hablar muy bien de nosotros mismos, debemos pensar si lo que decimos es así realmente, generalmente a las personas les cuesta reconocer errores, defectos, les cuesta aceptar que se equivocan, cuesta pedir perdón, sincerarse con uno mismo, es allí donde nos encontraremos con un gran problema, la vida es como el colegio, hasta que no aprobas, seguís pasando por el mismo exámen, te suceden muchas situaciones similares una y otra vez, es para crecer, corregir, es para reconocer que se debe cambiar la actitud para lograr diferentes resultados, dejar de creer que siempre actuamos bien, que somos perfectos.
Aunque hablemos bien de nosotros y nos alabemos, el resto de las personas no son ciegas, ven como somos, ni hablar quiénes están cerca nuestro. Es importante aprender que lo que hemos sembrado en nuestro diario vivir, es lo que va a hablar por nosotros.
El testimonio que vale, es el de aquel que te conoce en profundidad, el que comparte momentos, situaciones contigo, el que ve tus acciones y reacciones, aunque no siempre será ciento por ciento tal cual nos describen, será mucho más acertado que lo que nosotros podamos hablar de nosotros mismos. Describirnos como somos no es tarea fácil, se consigue con mucho trabajo interno, analizandonos, siempre siendo muy objetivos, se puede, pero no todos lo consiguen .
También existen quienes hablan mal de sí mismos, tampoco es tan acertado, quizá, de chicos alguien pudo desmerecerlos diciéndoles inútiles, que no servían, que no podían, que eran malos , y crecieron con ese programa en su mente y seguramente tampoco es tan real. Por eso estimado, estimada, lo mejor siempre es que los demás digan de vos. Uno debe ser sencillo, humilde y dejar que lo que hacemos hable por nosotros .
Nancy Aguilera Caviglia Periodista.
