Pérez y un año más celebrando la vida con sus adultos mayores.
Entre risas, música y abrazos, se vivió una jornada que para recordar que el pueblo se construye con amor, memoria y comunidad.
No dejamos de jugar porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de jugar.
Cada historia, cada sonrisa y cada baile recuerda que celebrar la vida también es construir comunidad.
Porque cuando nos encontramos, el corazón late más fuerte.






