Los mercados globales volvieron a caer ayer por el temor sobre una eventual expansión de la crisis bancaria. El foco de la atención se trasladó ayer a Europa, por la incertidumbre desatada en torno de la situación del gigante Credit Suisse. Si bien un comunicado de respaldo que recibió del banco central suizo achicó un poco las pérdidas, la inquietud se generaliza. Justo en momentos en que el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) deben decidir si suben las tasas de interés.
El Dow Jones bajó 0,9%, el S&P 500 cayó 0,7% y el Nasdaq cerró neutro. Las acciones profundizaron sus caídas cuando los papeles del Credit Suisse precipitaron su baja hasta 30%, aunque las pérdidas se achicaron luego de que las autoridades suizas anunciaron que darán liquidez a la entidad en el caso de ser necesario.
Los inversores se asustaron cuando el Saudi National Bank (SNB), el mayor accionista del Credit Suisse, dijo que no podía proporcionar más fondos por límites estatutarios. Una eventual caída de la entidad suiza habría precipitado aún más las bajas bursátiles y hubiese extendido la crisis a nivel global, dado el peso que tiene en todo el mundo.
El derrumbe del Credit Suisse ya mostraba en los meses previos números de alarma. La entidad helvética había sufido el año pasado una corrida de depósitos equivalente a u$s 172 mil millones. El presidente ejecutivo de Credit Suisse, Ulrich Koerner, dijo que esta semana que “se habían identificado debilidades materiales en los controles sobre los informes financieros y que aún no había detenido la salida de clientes. Lo dijo en medio de la crisis bancaria desatada en los Estados Unidos, con el colapso de Silvergate, Silicon Valley Bank y Signature Bank y atizó el pánico. Aun cuando también afirmó que “la liquidez del banco se mantuvo sólida y estaba muy por encima de todos los requisitos regulatorios”.
Para los analistas, una eventual caída de la entidad suiza podría tener mayores consecuencias que la quiebra de las tres entidades estadounidenses. “El Credit Suisse es más grande que los tres bancos regionales de los Estados Unidos y su eventual caída es un problema global”, dijo el analista Andrew Kenningham.
En un comunicado, la Autoridad de Supervisión del Mercado Financiero de Suiza y el SNB manifestaron que Credit Suisse “cumple con los requisitos de capital y liquidez impuestos a los bancos de importancia sistémica” y que la autoridad monetaria intervendrá si la situación cambia.
Al mismo tiempo, las autoridades suizas y el Credit Suisse Group AG están discutiendo formas de estabilizar el banco.
Entre las opciones que se manejan aparece una posible separación de su unidad suiza y una alianza con su mayor competidor, el también suizo UBS Group AG.
La caída de las acciones de la entidad suiza provocó un efecto de contagio en el resto de la banca europea, en vísperas de que el Banco Central Europeo (BCE) defina un nuevo ajuste de su tasa de interés de referencia. Las acciones de Societe Generale cayeron 12% y los papeles del BNP Paribas más del 10%; mientras que el Deutsche Bank de Alemania y el Barclays Bank de Gran Bretaña bajaron casi 8%.
El economista Noruiel Roubini, reconocido por anticipar la crisis de las hipotecas subprime, afirmó esta mañana en tono alarmista, que un colapso de Credit Suisse llevaría a una situación similar al de la quiebra de Lehman Brothers en 2008, al ser “demasiado grande para fracasar y demasiado grande para ser salvado”.