El 3 de agosto se va a llevar a cabo la “Marcha Plurinacional de los Barbijos”.
Los que la convocan invitan a organizaciones, asambleas, gremios, instituciones, partidos políticos, vecinas y vecinos, a concentrarse frente a la municipalidad de Rosario.
El propósito de la misma es repudiar el congreso de Aapresid (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa).
Evento que se transmitirá en vivo desde Puerto Norte.
Como le expliqué a “Agua Dulce”, el cantante callejero y militante social, que me comunicó la noticia, estoy totalmente de acuerdo con lo que se denuncia siempre y cuando se haga de manera pacífica: el despropósito que el intendente Pablo Javkin avale a aquellos que por su afán de lucro no tienen en cuenta las graves consecuencias para el ecosistema, lo que significa el modelo de producción fundamentado en semillas transgénicas y el uso de agroquímicos y fertilizantes sintéticos.
La carta dirigida al “lord mayor” de la urbe expresa que lo que esta gente quiere hacer es sinónimo de desmontes, inundaciones, sequías, contaminación de napas y cursos de agua, mortandad de peces y expulsión de habitantes de zonas rurales que emigran a grandes poblados para formar las llamadas “villas de emergencia”.
En dicha esquela, se dan datos de los hogares que están en la línea de pobreza y en la de indigencia.
Los mismos arrojan que 2.926.890 hogares que incluyen a 12.000.998 personas son pobres y dentro de ese conjunto 720.678 hogares se encuentran por debajo de la “línea de pobreza”. Lo que en números registran a 3.007.177 personas indigentes.
En otro item, se destaca que la Sociedad Argentina de Pediatría acaba de publicar un informe donde alerta sobre los impactos en la salud infantil expuesta a las continuas fumigaciones que son parte del modelo que desarrolla y fomenta Aapresid.
El modelo esparce más de 500 millones de agrotóxicos por año.
El cual se “apropió” del río Paraná transformándolo en la “ruta del saqueo”.
Invitando a Javkin que recorra las experiencias que tiene la provincia de Santa Fe, de producción de alimentos sin venenos, sanos, soberanos y de cercanía.
Todo lo expuesto es parte de lo que la “movilización” quiere repudiar.
Desde mi lugar de comunicador, dejo en claro que como hijo de Dios no es mi intención identificarme con ninguna posición política partidaria o filosófica, pero tampoco puedo “hacerme el distraído” ante semejante despropósito de parte de aquellos que por una cuestión de réditos políticos o económicos asienten con su accionar al desastre que esta forma de producción determina.