El poeta y filósofo alemán Friedrich Leopold Hardenberg más conocido con el seudónimo de «Novalis» expresó en un escrito lo siguiente:
«Hay que estar orgulloso del dolor porque cada dolor es el recuerdo de nuestra condición elevada.»
Con respecto a lo reflexionado por el intelectual pienso lo que les comparto:
El dolor no es como explicita el escritor citado producto de nuestra condición elevada sino consecuencia de la caída de nuestros ancestros primeros producto de su desobediencia al Creador.(Gn.3:16)
Al margen que hacer culto del sufrimiento sería una neurosis, además que si por padecer fuésemos salvos de la ira venidera, no hubiese sido necesario la encarnación del Verbo: Jesucristo.
Como bien lo relata el profeta Isaías en el capítulo 53, verso 5 de su libro:
«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.»
En corrrelato con lo anterior, el apóstol Pedro en su primera carta en el capítulo 2, verso 24 argumenta lo que les voy a compartir:
…»quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.»
Lo compartido pretéritamente evidencia que no nos salvamos ni por padecer, ni por ningún tipo de obras sino por el sacrificio expiatorio de Cristo cuando lo recibimos por fe.
No solamente fuimos redimidos sino también como especifíca el autor de la epístola a los Hebreos en el capítulo 10, verso 19 al 22:
«Así que hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.»
Para finalizar, voy a referenciar lo que el apóstol Pablo desarrolla en la segunda carta a los Corintios capítulo 12, verso 9:
«Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.»
En definitiva:
En Cristo todo lo podemos porque cuando lo recibimos por fe Su Espíritu al margen de ser una garantía de vida nueva y eterna resucita nuestra alma dándonos la capacidad de enfrentar toda oposición del mal, la vieja naturaleza y el mundo de manera victoriosa.
Teniendo además la facultad de acceder al trono de Dios Padre, por medio de Jesucristo en el momento que lo necesitemos, para el oportuno socorro.(He.4:16)
No quiero soslayar el sufrimiento al que se refiere Pablo en la carta a los Colosenses capítulo 1, versos del 24 al 29, en dónde como bien lo detalla la *Biblia Plenitud, «el Apóstol no considera el sufrimiento vicario de Cristo como insuficiente, ni su propio sufrimiento como poseedor de algún valor redentor. En lugar de ello, para él el sufrimiento del sacrificio de Cristo ha pasado, y su propio sufrimiento es un gozoso privilegio porque lo identifica con el Señor.»(Hch 9:16; Flp 3:10)
*Biblia Plenitud ©1994 Editorial Caribe
Nashville, TN 37214

Suscribe: Marcelo G. (Para lo periodístico: Margal: conductor y realizador del programa COMO PEZ EN EL AGUA, que se emite los viernes a las 24:00 hs por la 93.5 FM «RADIO DEL PLATA ROSARIO»)



