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CABALES

El Apóstol Pedro en su primera carta en el capítulo 5, verso 8 dice lo siguiente:

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo , como león rugiente, anda alrededor buscando la a quien devorar;…”

Lo primero que nos insta a hacer el hombre de Dios es a ser sobrios.

Ser sobrio implica estar lucido; lo contrario a estar confundido por algún viento de doctrina, alguna adicción, enfermedad mental, o pecado que nos deje vulnerables para que el enemigo de las almas, Satanás, nos hiera o destruya.

También el varón de Dios nos invita a velar, es decir, estar alerta como un atalaya, para que “el campamento” o “la fortificación de la ciudad” (que metafóricamente es nuestra humanidad) no corra peligro de ser atacada por sorpresa.

Después, nos relata que “anda como león rugiente buscando a quien devorar.”

Lo anterior, puede entenderse de varias maneras.

Nos puede deglutir por alguna imprudencia, como puede ser un pecado, pero también a través de alguna “sutileza”.

El Apóstol Pablo en la segunda carta de a los Corintios expone en el capítulo 11, verso 14, lo que a continuación les comparto:

“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz.”

Lo que acabo de transcribir se presenta muchas maneras.

Mediante una persona seductora que nos quiera llevar por un camino de muerte con una actitud muy perspicaz.

La forma más grosera de hacerlo es la invitación a pecar.

El desatino puede ir desde la fornicación y el adulterio(Pr.6:23-29), hasta tentarnos con fama, poder y riquezas materiales.(Mt.4:8-10)

Si lo hizo con el Señor en el desierto, lo va a hacer también con nosotros.

Les aclaro que no está mal ser reconocido, tener dinero, un buen nombre y un estatus social. La cuestión es cómo llegamos a obtenerlo.

Como está escrito en el libro de Proverbios en el capítulo 22, verso 1:

“De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro.”

¿Hay una contradicción con lo que les he transcrito de Proverbios con lo la segunda epístola de Pablo a Timoteo cuando en el capítulo 3, verso 12, expone lo que les voy a compartir:

“Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; …”

El mayor ejemplo de lo pretéritamente expuesto es el testimonio de Jesús cuyo clímax fue la cruz.

Si bien es cierto que fue traicionado, juzgado de manera injusta, flagelado y crucificado, los que lo sojuzgaron no pudieron manchar su testimonio y buen nombre.

En el caso de los líderes judíos cuando le informaron los soldados que la tumba estaba vacía sobornaron a los guardias para que dijesen que los discípulos habían robado el cuerpo del Señor.(Mt.27:11-15)

Conclusión:

Aunque tengamos va que sufrir persecución o incluso el martirio los que nos difamen, encarcelen o nos maten, tendrán que convivir por el resto de sus vidas con el despropósito de haber obrado injustamente con un hijo de Dios.

Y como dice Su Palabra: el que escarnece a un santo toca la pupila del Autor de la Vida.(Zac.2:8)

Marcelo G.  Margal: conductor y realizador del programa COMO PEZ EN EL AGUA, FACEBOOK: COMO PEZ EN EL AGUA CHARLAS VITALES