- Cultura, Noticias

AYER,  FUE MEJOR QUE HOY?

Será?, que te parece?. Ayer fue realmente mejor que hoy?. Cierro los ojos y pienso, comparo, visualizo momentos de algunas décadas atrás,  y,  no sé si fue mejor, sí estoy plenamente segura que fue diferente. El trato con los padres era diferente, la relación con los amigos, con los compañeros, ni que decir con los maestros, profesores, abuelos. Sin duda era otro escenario, otra manera de expresarnos, otras formas de mostrar los sentimientos. Yo recuerdo que cuando dialogabamos con alguien, nos mirábamos a los ojos, sabíamos el color que tenían, si estaban tristes, nostálgicos o alegres, alcanzabamos a descubrir solo con la mirada, un sin fin de sensaciones, aún estando callados, podíamos ver diferentes gestos en los rostros, los rasgos de la cara, si estaban asombrados o asustados, quizá  solo distantes.

Recuerdo hasta los timbres de voz de los compañeros y amigos, algunos tenían una voz muy grave, otros muy aguda y algunos simplemente monótona, las ropas eran simples, sencillas, hablábamos del que no llegaba porque seguramente no lo dejaron asistir al encuentro, merendabamos en casa de algún compañero, las madres nos atendían y trataban como a sus hijos, sabían casi todo de nosotros, hasta si nos gustaba algún amigo.

Hoy si preguntamos a los adolescentes el color de ojos de los compañeros, lo sabrán?, es que ahora ya no se mira el rostro, ahora esa pequeña y fría pantalla de celular, acaparó el ciento por ciento la atención, ya no importa mucho como está el otro, no se puede saber las reacciones y gestos al hablar, casi no se presta atención a la conversación, siempre está en medio este aparato, que aunque útil, también en muchos momentos es el que construye una fortaleza indestructible entre dos o más personas, se cree más lo que se dice allí, que lo que hablamos personalmente, sabemos más de gente que ni conocemos, que de todos los que tenemos al lado.

Antes le dábamos un beso, le tomábamos la mano a un amigo, ahora la frialdad y la dureza de ese pequeño pero poderoso aparato neutralizo nuestras relaciones, automatizo nuestro actos, no hay en el calidez, pero lo miramos mucho más que a nuestros seres más allegados y amados, se pasa más tiempo tocándole, que quizá acariciando un hijo, un padre o un abuelito.

Da tristeza, no puedo responder si ayer fue mejor, lo que sí te puedo decir,  que fue diferente, se miraba a los ojos, sabíamos lo que les pasaba, podíamos describir los rasgos de sus rostros, se compartían charlas, meriendas, pasábamos más horas con personas reales que virtuales, podíamos sentir la calidez de un abrazo y la profundidad de una mirada. Hoy si queremos mirar los ojos, vemos la mollera, los ojos siempre están mirando para abajo.

 

NANCY AGUILERA CAVIGLIA